La mañana del fuego rojo
---por Cecilia Sosa
La mañana del fuego rojo es una intervención artística de Fernando Rubio que combina elementos de teatro, activismo y reflexión sobre la historia y la memoria. A través de esta acción, un grupo de activistas se reúne en el centro de Buenos Aires con pancartas que contienen frases crípticas y evocadoras, tales como "Estoy mudo", "Amor de pie" o "Hoy voy a poner a secar este vestido que no voy a volver a ponerme", que parecen no tener una conexión inmediata pero que se inscriben en un acto simbólico de resistencia, silencio, y protesta.
La intervención tiene un trasfondo histórico que remite a un grupo de anarquistas alemanes que, en los años del régimen nazi, se dieron cuenta de que sus intentos por cambiar el mundo no darían frutos y optaron por un acto de desesperación: se quemaron vivos. Este evento, que nunca fue ampliamente conocido, se convierte en el eje de la intervención, recordado en el volante que acompaña la acción y cuya leyenda ofrece una interpretación poética y cuestionadora de los hechos.
Para Rubio, el teatro no debe limitarse a los confines de un escenario; su propuesta desafía las formas tradicionales de manifestación artística al tomar los espacios públicos, incluso cuando estas intervenciones se dan en formatos efímeros y fugaces, como la acción del jueves. El énfasis está en la urgencia de un mensaje, en la importancia de resonar, incluso si solo es para una sola persona.
La acción se sitúa en la tradición de los movimientos artísticos como el situacionismo, buscando crear experiencias que cuestionen la relación entre el arte, el espacio urbano y el espectador. A través de sus obras y acciones, Rubio explora nuevas formas de experimentar el arte, huyendo de las estructuras rígidas del teatro convencional y creando, en su lugar, un tipo de experiencia sensorial y emocional, donde el espectador se ve obligado a reflexionar sobre lo que está ocurriendo.
La mañana del fuego rojo es una protesta silenciosa y simbólica contra el olvido, que se articula en una acción corta pero profunda que deja una marca en quienes la presencian. La intervención, como muchas de las obras de Rubio, invita a una reflexión sobre la memoria histórica, el pasado y las maneras en que los eventos se esconden o se distorsionan, y sobre cómo el arte puede ser una vía de resistencia frente a estos silencios y manipulaciones del poder.
